AMENOFIS III
Cuando Amenofis III subió al trono de Egipto se encontró con una situación inmejorable: era el país más poderoso y rico del mundo conocido, siendo la autoridad real respetada y reconocida por todos los demás soberanos. El Imperio Egipto
era intocable, llegando tributos y presentes de todos los lugares conocidos.
era intocable, llegando tributos y presentes de todos los lugares conocidos.
Esta riqueza y prosperidad económica trajo consigo un excesivo desarrollo del lujo como se manifiesta en las construcciones de la época, erigidas por el arquitecto Amenhotep que alcanzará la divinidad. Amenofis procura mantener su preponderancia asiática a través de una intensa actividad diplomática y de matrimonios dinásticos. Su enlace con Tiy, posiblemente una princesa asiática, no será muy acertado ya que se convertirá en una negativa influencia para el soberano. Para afianzar la alianza con el reino de Mitanni casó con dos princesas llamadas Kilugepa y Tadugepa. También se casó con una princesa babilónica. La ausencia de práctica militar por parte de Amenofis es considerada como una de las causas que provocará la caída del Imperio en los próximos 50 años. Su negativa a realizar visitas de inspección a las tierras sirias motivaría el germen de una conflictiva situación. Amenofis confiaba en la fidelidad que le debían brindar los príncipes enemigos educados en la corte egipcia, práctica habitual desde época de Amenofis I. La subida al trono hitita de Suppiluliuma traerá complicaciones ya que invadirá Mitanni. El rey Tushratta solicitará ayuda a Amenofis III logrando la expulsión de los hititas del país de Mitanni. Pero Suppiluliuma cambió de estrategia y consideró necesario la expulsión de los egipcios de Asia como su objetivo prioritario. Inició una labor de atracción de los descontentos como los reyes de Qadesh y de Amurru.
Los aliados iniciaron la conquista de los puertos fenicios y de la zona norte de Siria lo que no motivó el envío de tropas por parte del faraón. En plena efervescencia militar en Asia fallece Amenofis III, dejando en el trono a Amenofis IV más conocido por Akhenatón al poner en marcha una complicada reforma religiosa.